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Una taza de café, por favor. ¡Quédate con el cambio y chúpame la polla!

Una buena mañana, me dirigí a un café local para tomarme un café. Me recibió una rubia sexy con una mirada bastante lujuriosa. ¡Al instante me doy cuenta de que puedo meterle mi polla matutina en su estrecho agujero! La belleza me preparó café, cuando un pensamiento muy perverso se deslizó en mi cabeza: podría ofrecerle algo de dinero para que le dé un buen servicio a mi polla dura. ¡La zorra estaba felíz de escuchar mi propuesta y no se desanimó por el hecho de que su prometido estaba trabajando en la cocina! El tipo ventualmente nos atrapó, pero hablé para salir de eso: “¡Amigo! ¡Te daré dinero más que suficiente si me dejas follar a tu futura esposa!"
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